sábado, 5 de marzo de 2016

Los finales de los 90 los atravesé como pude, como se atraviesa el fin de la adolescencia, la música, presente siempre, te tira una mano, te pone una lucecita en el camino, te acompaña y te alivia. En mi caso, escuchaba en un walkman el casete de pez "quemado", grabado y que retrocedía u adelantaba con una lapicera. Una vida después de esas caminatas de invierno allá a lo lejos y en el tiempo, un montón de discos y música después nos cruzamos. Gracias Pez (a toda esa familia), 1 momento de alegría de los 10.837.788.988 que ellos me dieron a mi. GRacias!!







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